Gerardo Vargas: el jugador que aún mueve piezas en todos los tableros
En un Sinaloa cada vez más controlado desde el poder central, pocos políticos conservan la capacidad de mover sus propias fichas sin pedir permiso. Entre ellos, destaca Gerardo Vargas Landeros, un operador político que, a pesar de las embestidas judiciales y mediáticas, sigue mostrando algo que incomoda al sistema: autonomía.
El alcalde de Ahome no solo mantiene influencia dentro de Morena —el partido que hoy gobierna el país y el estado—, sino que sus redes se extienden por todo el espectro político. En el Partido Verde Ecologista de México, por ejemplo, la llegada de figuras como Ulises Pinzón, Irma Delgado o Mary Sánchez no puede entenderse sin reconocer el hilo que los une al proyecto político de Vargas. Se presentan como nuevos liderazgos, pero son piezas de una estrategia que trasciende etiquetas partidistas.
La habilidad de Vargas para colocar alfiles en distintas fuerzas políticas no es nueva. En el PAN se habla de su influencia silenciosa en el proceso interno, donde mantiene aliados que operan sin levantar sospechas. En el PRI, aún conserva vínculos con quienes, pese a los años y los cambios de bandera, le rinden cuentas. Y en Movimiento Ciudadano, el Partido del Trabajo e incluso en proyectos emergentes de nuevos partidos, su nombre aparece con frecuencia en los márgenes de las conversaciones políticas.
Esa capacidad de moverse en varios tableros es, precisamente, la razón de la ofensiva que enfrenta. El gobierno de Rubén Rocha Moya ha apostado a desgastarlo judicial y mediáticamente. No se trata solo de un expediente, sino de un mensaje: en Sinaloa, quien no se alinea, estorba.
Por eso la prisa, por eso la saña. En un sistema que premia la obediencia, la autonomía es una afrenta. Y en ese tablero donde casi todas las piezas responden al mismo rey, Gerardo Vargas sigue jugando con sus propias.
Este tejido de relaciones políticas ha generado preocupación en los círculos de poder estatal. De acuerdo con analistas locales, el tamaño de la reserva institucional contra Vargas Landeros refleja el temor que provoca su autonomía política y su capacidad de tejer alianzas más allá de las fronteras partidistas.
Mientras tanto, el alcalde de Ahome sigue moviendo piezas en distintos tableros, manteniéndose como uno de los pocos políticos sinaloenses que aún puede desafiar las reglas no escritas del poder local.
(Autor: laboticaportal)